El Pharmacotheon, se ha convertido en una especie de Biblia contemporánea para los consumidores e investigadores de enteógenos, no sólo por su volumen, sino por la profusión de citas bibliográficas y el rigor científico de las aportaciones farmacológicas que hace su autor, el estadounidense afincado en México, Jonathan Ott.
Miembro de varias asociaciones científicas, fue elegido Fellow of the Linnean Society de Londres en 1985.
Escéptico y meticuloso, a Jonathan le gusta catalogar los libros de Carlos Castaneda como ficción y calcular las dosis exactas de los alcaloides que ingiere para tener las cosas bajo control y evitar la incertidumbre.
Lo conocí por casualidad un día que estando de vista en Barcelona fui a buscar al antropólogo Joseph Maria Fericgla para preguntarle a quien más me sugería entrevistar con respecto al tema de las drogas. Ott me abrió la puerta y María la secretaria de Fericgla, quien no estaba, me dijo: “Entrevístalo a él que sabe mucho y además vive en México”. Cuando le pedí que me escribiera sus nombre y sus datos en mi agenda me enteré de quién era. Le comenté que recién había comprado el Pharmacoteon en Amsterdam y que aunque aún no lo había leído, tenía bastantes referencias suyas por cosas que había leído en internet acerca de su trabajo ya que está citado en casi toda las webs acerca de enteógenos que hay en la red. Me dijo que no lo sabía porque no tiene internet ya que vive en un pueblo donde difícilmente hay líneas telefónicas. Me comentó que estaba en Barcelona revisando precisamente la traducción del Pharmacoteon y quedamos de encontrarnos en México para una entrevista que aún está pendiente.
Mientras tanto he tenido tiempo de leer lo que ha escrito acerca de la ayahuasca y me he enterado de que al elaborar los capítulos sobre ésta y la DMT para su Pharmacoteon, Ott cayó en cuenta de que existían una infinidad de plantas que crecían por todos los rincones del mundo que contenían los mismos principios activos de la ayahuasca y que, al menos teóricamente, se podrían realizar pócimas análogas combinando otros miembros del reino vegetal que crecieran fuera del la Amazonía, pues a él le preocupa mucho la supervivencia de los pueblos, las tradiciones y las plantas endémicas de esta región: “especialmente la destrucción de las selvas tropicales y sus organismos constitutivos, incluyendo las pequeñas y frágiles tribus de la humanidad prealfabetizada cuya subsistencia económica depende de la Amazonía”
Ott decidió investigar más a fondo esta teoría suya y terminó escribiendo otro libro titulado Ayahuasca analogues (Análogos de la ayahuasca), un enteógeno de Pangea. Lo de análogos hace referencia a la combinación de plantas que permitirían obtener los mismo efectos de la “receta original” de la ayahuasca y lo de Pangea porque pan en griego significa totalidad y gea hace referencia a la Madre Tierra.
En la introducción de este libro Ott asegura que el conocimiento de los enteógenos puede suponer un salvavidas ecológico a la vez que cultural para “una civilización occidental que se propuso conocer y conquistar el mundo tan sólo a base de ver materia en él”.
Y en sus cinco capítulos hace un repaso del descubrimiento de la ayahuasca por el hombre occidental; la riqueza botánica de la composición de los diferentes brebajes de la ayahuasca original; la farmacología de sus principios activos; los vegetales que pueden servir para preparar brebajes análogos sin recurrir a las plantas endémicas del Amazonas; y por último una propuesta para que estos análogos se conviertan en el vehículo con el que la enteogenía, a partir de los análogos de la ayahuasca, sirva para abrir nuevos surcos en las actitudes y comportamientos del mundo moderno, pues desde su perspectiva, “la cuestión del acceso a la experiencia enteogénica es un problema de abastecimiento”, pues “la información que la gente realmente necesita está grabada en los genotipos de las plantas sagradas”.
Como ya había dejado establecido en su obra anterior, desde su perspectiva farmacológica y vivencial:
Codificadas en los genes de las plantas enteógenas se hallan las instrucciones para la biosíntesis de moléculas que nos abren a la maravilla y el misterio inherente al universo y a nosotros mismos, la sabiduría ancestral tan fácilmente apartada de las brillantes costas de nuestro conocimiento moderno; y sin embargo residentes en cada corazón humano, esperando la química o alguna otra llave para su decodificación.
En el cuarto capítulo de los Análogos que es donde realiza el inventario de los diferentes vegetales sustitutos para no tener la necesidad de recurrir a viajes a la jungla amazónica o a comprar por correo estas plantas que “no son tan abundantes como desearíamos”, además de estar localizados en una sola región del planeta, Ott postula que la Peganum harmala sería el mejor sustituto para la Banisteriopsis caapi. Esta planta es muy típica del mediterráneo, principalmente crece en España donde se conoce como “ruda borda” y en Marruecos donde se vende a sacos como tinte.
Según Ott las semillas de la Peganum Harmala ofrecen una concentración de betacarbolinas inhibidoras de la MAO diez veces mayor que la Banisteriopsis, por lo que el análogo le resulta, en términos farmacológicos, “más que satisfactorio” y además puede encontrarse en varias zonas del globo y es de fácil y rápido cultivo. No obstante, también cita otros posibles sustitutos de los alacaloides de la Banisteriopsis en las siguientes plantas que crecen en diversas regiones del globo terráqueo: Acacia baileyana, Acacia complanata, Passiflora caerulea, Passiflora incarnata, Virola cuspidata, Appocynum cannabinum, Amsonian tabernaemontana e Hippophae rhamnoudes.
En cuanto al segundo componente de la ayahuasca original, es decir las plantas que contienen DMT (comúnmente Psycotria viridia), Jonathan Ott se inclina por la Mimosa hostilis, un arbusto que encontró en México, cuya corteza y raíces contienen una elevada proporción de DMT. En mi país, la corteza se comercializa como tonificante capilar. Las otras opciones que Ott propone como fuentes de DMT que se pueden encontrar en diversas regiones son: Phalaris acuatica, Phalaris arundinacea, Phalaris tuberosa, Acacia phlebophylla, Acacia simplex, Acacia maidenil, Acacia senegal, Anadenanthera colubrina, Justicia pectoralis, Amanita citrina, Desmanthus illinoensis, Desmodium gyrans, Desmodium triflorum, Mimosa tenuiflora y Virola theiodora.
En total Jonathan Ott llegó a inventariar 60 plantas para cada uno de los dos grupos, lo que desde un punto de combinatoria matemática ofrece alrededor de 4,000 posibles combinaciones para preparar pharmahuasca con plantas de todos los rincones del planeta entre las cuales se hayan varias que pueden adaptarse a una gran variedad de climas y terrenos de cultivo. Entre las ventajas que Ott encuentra en preparar análogos de la ayahuasca original, está el hecho de que un farmacólogo podría controlar con exactitud la cantidad de los dos compuestos que se ingieren, “evitando la variabilidad que suele presentar el material vegetal, que ofrece más alcaloides por unidad de peso en unas ocasiones que en otras” (31); además, extrayendo únicamente los principios activos otra ventaja que señala es la eliminación de los riesgos de posibles intoxicaciones derivadas de otros alcaloides presentes en los distintos vegetales cuya presencia o no de elementos tóxicos aún se desconoce, pues no hay un registro histórico de su uso humano.
Así pues, Ott postula que la ingeniería farmacológica permitiría elaborar, a partir de sus análogos, cápsulas con destilados del contenido esencial de la ayahuasca original para los cuales inventó la palabra pharmahuasca. Sin embargo, en su libro preveé que mientras la DMT siga siendo una sustancia controlada por la ley, probablemente no podrían conseguirse permisos administrativos para comercializarla, pero podrían utilizarse compuestos similares que tengan los mismos efectos sin ser ilegales, como la 5-Meo-DMT. Aunando la acción al pensamiento, Ott ya ha puesto en práctica sus especulaciones. En una entrevista publicada en el libro Psiconautas, comentó:
Ahora hemos lanzado una compañía en Holanda, y hemos desarrollado una forma comercial en dos tabletas o pastillas diferentes. Uno de estos comprimidos tiene B-carbolinas en una dosis IMAO mínima, para minimizar los efectos secundarios, se trata de harmalina. El otro comprimido tiene una dosis mínima activa de 5-metoxi-DMT, que es una triptamina todavía legal en casi todos los países del mundo. Tiene cinco veces más potencia que la DMT, que es más conocida como ingrediente de la ayahuasca; pero las plantas tradicionales que se añaden a estas pociones amazónicas también contienen esta triptamina: 5-metoxi-DMT, que está ampliamente distribuida en el mundo botánico.
Entre los cuestionamientos que ha recibido la propuesta de Jonathan Ott se encuentran los de tipo “espiritual” que están bien representados por la siguiente reflexión citada por Joaquim Tarinas, iniciador de Muscaria, una librería on-line especializada en enteógenos:
Como ya sabrán las personas interesadas en los enteógenos, existe el dicho que cuenta que muchas de estas plantas tienen un espíritu, que es el que guía y el que enseña al psiconauta en sus viajes en el universo de la mente; es por esto que acertadamente a estas plantas se les ha denominado plantas maestras, porque de ellas se puede aprender. Pues bien, entre grupos que usan tradicionalmente la ayahuasca existe la opinión de que, cuando una ayahuasca está preparada con otras plantas que no sean las originales, este espíritu no será el propio y auténtico de la ayahuasca…
Del lado de los que ponen en duda esta aseveración, podría citarse el testimonio del famoso químico Albert Hofmann, descubridor del la LSD, quien también extrajo por primera vez los alcaloides de los hongos que utilizaba María Sabina y se los llevó encapsulados a Huahutla de Jiménez Oaxaca para compartir con ella una velada. Según cuenta el mismo Hofmann:
María Sabina llevó a cabo el ritual de la forma acostumbrada. Ella tomó 30 mg, el equivalente aproximado a la cantidad de hongos que solía ingerir. Los efectos de los hongos son casi instantáneos y la sustancia aislada necesita una media hora, así que María Sabina empezó a inquietarse a los quince minutos. Le dimos una pequeña píldora adicional, pues lo que menos nos interesaba en este momento era empezar una discusión, y unos diez minutos más tarde comenzaron los efectos de lleno; la sesión duró toda la noche. María Sabina nos confesó más tarde no haber encontrado diferencia alguna.
Todo lo cual únicamente comprobaría que el espíritu de los hongos seguiría estando presente en los alcaloides que se extajeron de los mismos hongos, pero no que dicho espíritu esté presente en la psilocibina o psilocina per se, así es que la discusión esotérica a este respecto sigue abierta… Mientras tanto y como información puramente farmacológica, Tarinas señala que un análogo simple y efectivo de ayahuasca está compuesto de unos 150 miligramos de harmalina y unos 60 de DMT, lo que llevado al terreno de la botánica supone unos 3 gramos de semillas de Peganum harmala y unos 5 a 10 gramos de corteza de Mimosa hostilis.
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La visión farmacológica de Jonathan Ott acerca de la ayahuasca, sus análogos y la pharmahuasca
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